Ensayo publicado en:
Una Herida Por Otra
Febrero 2002
A las nueve de la mañana de Washington, D.C., mi madre, desde Argentina, me llama desesperada preguntándome qué está pasando. Yo dormía placidamente en casa de un amigo, justo a metros de la residencia del vicepresidente de los Estados Unidos. Es la mañana del 11 de septiembre de 2001. Le digo a mi madre que no sé a qué se refiere y entonces ella me cuenta lo que está viendo, horrorizada, por la televisión. Corro a encender el aparato y veo una de las Torres Gemelas de Nueva York en llamas y un avión que se está estrellando en la otra.
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